El arte y la música se apoderaron de Estudio 50 en La Habana en un evento que marcó el cierre de A Ritmo de Inclusión (ARDI), un proyecto que, durante su trayectoria, dejó huella en la escena cultural cubana. Cofinanciado por la Unión Europea y COSUDE, A Ritmo de Inclusión promovió la integración social a través de la creatividad y el emprendimiento cultural, generando una red de artistas y colectivos que están consolidando su proyectos personales y profesionales.
Al evento asistieron representantes de la Unión Europea, CISP y el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa Comunitaria - CIERIC, como organizaciones facilitadoras de las acciones necesarias para lograr la implementación del proyecto, además de embajadas, organizaciones internacionales, instituciones locales, academia y sociedad civil en Cuba.
"La idea era que los artistas pudieran compartir su experiencia, los logros alcanzados y la transformación vivida a lo largo de estos años", explicó Paola Larghi, del CISP en Cuba, organización que coordinó ARDI.
Más de 200 personas, en su mayoría jóvenes, fueron testigos del impacto que ha tenido el proyecto en su vida. A través de muestras artísticas y testimonios, la tarde encapsuló los valores clave que ARDI ha impulsado: comunicación asertiva, empatía, solidaridad, inclusión y trabajo colaborativo. La bienvenida estuvo a cargo del DJ Jigüe, de Guámpara Music, quien con su set musical inició una celebración del talento emergente.
Uno de los logros más destacados de ARDI ha sido la creación del Fondo de Arte Joven (FAJ), una plataforma clave para el desarrollo de nuevos talentos en Cuba. Gracias a esta iniciativa, 21 proyectos han conseguido consolidarse, generando 77 empleos, de los cuales 48 han sido ocupados por mujeres. Más de 140 colectivos juveniles han recibido apoyo a través de convocatorias, premios y programas de residencias, fortaleciendo así el ecosistema artístico y cultural del país.
Uno de los emprendimientos beneficiados, METANOIA, resalta la importancia de los espacios formativos impulsados por ARDI. "Nos ha dado herramientas para estructurar un proyecto sólido y con impacto social, promoviendo los valores patrimoniales de Guanabacoa a través de la industria creativa", comentaron sus miembros.
Sheila, una joven de 20 años, compartió su transformación dentro del proyecto. "Llegué por pura casualidad, acompañando a mi novio, sin imaginar que terminaría descubriendo mi pasión por la música electrónica. Hoy sé que ser DJ no es solo cosa de hombres y me siento empoderada en este camino", relató emocionada.
El evento incluyó una exposición de carteles del FAJ y presentaciones de colectivos beneficiados, donde destacaron propuestas como Guámpara, El Parqueo, Muselecu y Generación Kuba Noveles DJs, un proyecto que impulsa la música electrónica como herramienta de inclusión. DJ Reit, uno de los formadores del programa, destacó que "72 jóvenes se han formado como DJs, de los cuales 33 ya trabajan activamente en la escena musical cubana" Generación Kuba, colectivos de jóvenes Djs ha sido otro de los resultados obtenidos en el marco del proyecto.
"La música electrónica ha sido un puente para la inclusión cultural en Cuba, permitiendo que jóvenes de diferentes comunidades se conecten a través de ritmos compartidos", señaló DJ Reit, resaltando el poder de la experimentación sonora para fomentar la diversidad y el entendimiento cultural.
El evento incluyó un panel interactivo con voces clave del proyecto, como el investigados Alfredo Carballo, quien subrayó la importancia de medir el impacto de la cultura en la sociedad. "Los indicadores de vitalidad cultural son esenciales para evaluar cómo el arte fortalece la identidad y la cohesión comunitaria", explicó.
Por su parte, Thais Hernández, de Espacio Híbrido, destacó que "la combinación de diferentes géneros artísticos y modelos de gestión fomenta la innovación y permite una mayor adaptabilidad en el sector cultural". Mientras que DJ Reit, al compartir su experiencia como mentor, expresó que "enseñar a jóvenes apasionados por la música ha sido una experiencia enriquecedora; muchos han encontrado en la música su voz y una comunidad de apoyo".
Así, con un evento que vibró al ritmo de la creatividad y la inclusión, A Ritmo de Inclusión cerró su ciclo en Cuba dejando un legado de oportunidades y transformación social a través del arte.